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Como la mayoría de las madres, Victoria estaba dispuesta a sacrificar todo por sus hijos. Incluso si eso significaba arriesgar sus vidas. Justo antes del amanecer del 20 de agosto de 2016, esta viuda nigeriana de 42 años agarró las manos de su hijo de siete años, Victor, y de su hija de cinco años, Comfort, y se metió en un bote de goma atestado de gente justo en la costa de Sabratha, en el oeste de Libia. Los niños nunca habían visto el océano y estaban aterrorizados por la gran cantidad de extraños que los aplastaban en la parte trasera de la embarcación, pero Victoria les había advertido de lo que podían esperar, así que ninguno lloró.

Les dijo que podrían pasar todo el día en el barco, pero que finalmente llegarían a Italia. Les dijo que la travesía era peligrosa. Les dijo que podían morir. “Sabía que el viaje no iba a ser fácil”, dice la ex maestra de jardín de infancia. “Me enteré por otros de que mucha gente perecía. Se lo dije a mis hijos, pero también les dije que la única forma de conseguir una buena educación es ir a Europa. Y ellos estuvieron de acuerdo”.

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Este artículo evalúa la evolución de la política europea en relación con las travesías por el Mediterráneo Central, que inicialmente se basó en un marco de búsqueda y rescate tras el naufragio de Lampedusa, pero que posteriormente adoptó una óptica de seguridad endurecida. El enfoque europeo pasó a dar prioridad a la aplicación de la ley contra los migrantes en el mar y a la criminalización de las ONG que lanzaron sus propias operaciones de búsqueda y rescate, a veces con gran publicidad, como cuando el artista británico Banksy financió un barco a mediados de 2020. En el proceso, los líderes europeos hicieron la ruta más traicionera para los migrantes.

Sin embargo, a pesar de su éxito objetivo a la hora de minimizar las muertes marítimas, el elevado coste de Mare Nostrum y la negativa de otros Estados de la UE a contribuir a su financiación acabaron por hacer que la operación fuera políticamente insostenible. El aumento del sentimiento antiinmigrante y la presión política dentro de Italia y otros Estados miembros contribuyeron a su finalización en octubre de 2014. Los críticos de Mare Nostrum la citaron como un “factor de atracción” responsable del aumento de los cruces de inmigrantes en 2014. Dentro de Italia, el creciente resentimiento por la falta de apoyo europeo justificó su disolución; el entonces ministro del Interior, Angelino Alfano, argumentó que “Italia no podía ni debía hacerse cargo de la frontera mediterránea por sí sola.”

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Un buque humanitario desembarcó el miércoles en Italia a decenas de inmigrantes africanos, poco más de una semana después de que fueran rescatados en el mar Mediterráneo frente a la conflictiva Libia, según informó la organización benéfica que lo opera.

El Geo Barents, un buque de rescate operado por Médicos Sin Fronteras, atracó en Augusta a última hora del martes después de que las autoridades italianas le dieran permiso para desembarcar, según la organización benéfica, conocida por sus siglas en francés MSF.

Los migrantes desembarcaron en Augusta dos días después de que un barco pesquero superpoblado con unas 700 personas a bordo atracara en la isla de Lampedusa en la mayor llegada de migrantes a Italia en años.

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“El estado de emergencia está ahora en vigor en el SEA-EYE 4. Cualquier retraso por parte de las autoridades (en el acceso al puerto) pone en peligro la salud y la vida de las personas rescatadas y de nuestra tripulación”, dice el comunicado de Sea-Eye, que ya ha solicitado al centro de coordinación de rescates de Roma la asignación de un puerto seguro y al Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania asistencia urgente…”, señala el comunicado.El Ministerio del Interior italiano declinó hacer comentarios. La UE ha endurecido las normas de asilo y sus fronteras exteriores desde que más de un millón de refugiados e inmigrantes llegaron a Europa a través del Mediterráneo hace seis años, y ha llegado a acuerdos con países como Turquía y Libia para que las personas se queden en otros lugares de las rutas mundiales.Sea-Eye dijo que su barco se dirigía ahora a la isla italiana de Lampedusa, en el extremo sur, a la espera de que se le asigne un puerto seguro. Lampedusa es uno de los principales puntos de desembarco de personas que intentan entrar en Europa desde África, e Italia ha pedido en repetidas ocasiones a otros Estados que le ayuden a gestionar mejor el problema.En lo que va de año, han llegado a Italia 53.836 migrantes, según datos del Ministerio del Interior, frente a los 29.267 del mismo periodo del año pasado.Leer más:Un carguero turco con cientos de migrantes afganos atraca en un puerto griegoAlrededor de 500 migrantes con destino a Europa interceptados frente a Libia: ONUCientos de inmigrantes desembarcan en la isla de Lampedusa, al sur de Italia