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El mapa de la ciudad elaborado por Vicenç Martorell en 1935 es el documento de referencia a partir del cual los usuarios pueden ver toda la información recopilada durante estos años de investigación, con puntos de interés interactivos que indican la ubicación de cada refugio. Además, los puntos rojos de calor indican el impacto de todas las bombas lanzadas en la ciudad durante la guerra.
La iniciativa de la Concejalía de Memoria Democrática pretende llegar a todos los públicos, desde los que están muy familiarizados con la historia de los refugios antiaéreos de la ciudad hasta los que los descubren por primera vez.
El sitio web explora a fondo los contenidos más informativos, sin dejar de lado el lado humano de las emociones y los sentimientos de los habitantes de la ciudad que vivieron esa época. Explica el proceso de construcción, así como la vida en los refugios, las vivencias, los ruidos y los olores que la gente encontraba al refugiarse de las bombas de la aviación franquista e italiana.
Explorando un búnker roc de la guerra fría abandonado
Barcelona fue la primera ciudad bombardeada sistemáticamente contra la población civil en un conflicto bélico durante la Guerra Civil española por los ejércitos aéreos alemán e italiano. Algunos historiadores dicen que estos bombardeos fueron un ejercicio previo a la Segunda Guerra Mundial por parte de los ejércitos nazis, pero lo que sí es cierto es que la sociedad civil y las autoridades de la época tuvieron que movilizarse ante un peligro que les amenazaba de día.
La Generalitat de Catalunya, concretamente desde la Junta de Defensa Pasiva del Gobierno, encargó a Ramón Perera, un ingeniero de 31 años que formaba parte de la Junta, el diseño de un sistema que permitiera a la población resguardarse de los ataques aéreos.
La solución que Ramon Perera encontró más efectiva en ese momento, fue bajo. Se construían refugios antibombas a unos metros bajo tierra a los que se podía acceder por la escalera de un bloque de pisos o desde la calle. Pero este modelo de refugio, era más que un refugio: era una construcción de bóveda catalana con ladrillo visto para soportar la fuerza de las bombas y entradas ziga-defensa para protegerse de la explosión de la metralla. Un diseño de defensa pasiva que en aquel momento no convencía en absoluto, porque con el ruido de las bombas la gente pensaba que aquello caería en cualquier momento. Pero la realidad es que la comunidad de ingenieros y arquitectos califica actualmente como estructuras muy avanzadas y el tiempo de prueba es su alta eficacia, ya que según los historiadores, hasta ahora no se conocen víctimas mortales dentro de estos edificios.
Visita al búnker subterráneo/actualización 5 años después
El Refugio de Cervantes es un refugio antiaéreo de la Guerra Civil Española, situado junto al Parque de Cervantes en la ciudad de Alcoy (Alicante), Comunidad Valenciana, España. Fue rehabilitado y abierto al público el 12 de abril de 2006.
Con motivo de la Guerra Civil Española, se construyeron más de 25 refugios en toda la ciudad de Alcoy para protegerlos de los bombardeos realizados por los aviones Savoia SM 79 de la Fuerza Aérea Legionaria italiana, que bombardearon Alcoy en varias ocasiones desde el 20 de septiembre de 1938 hasta el 11 de enero de 1939.
El refugio subterráneo tiene una capacidad de 1.166 personas y más de 100 metros de longitud. Está compuesto por ocho galerías, donde la población se comunicaba por dos pasillos. Su superficie es de 292 m2. También cuenta con cuatro aseos o letrinas, dos lavabos y una sala de primeros auxilios.
El refugio se ha musealizado, dedicando cada galería a un tema específico. El museo recrea datos y fotografías aéreas de los ataques de los bombarderos italianos Savoia 79, que actuaron sobre Alcoy. La exposición cuenta con una pantalla interactiva con objetos militares y una proyección de vídeo con testimonios de personas que vivieron los bombardeos de la ciudad.
Dentro del búnker del juicio final para los súper ricos
Se trata de las galerías subterráneas diseñadas por el arquitecto Guillermo Langle Rubio, de 9 m. de profundidad para salvaguardar vidas humanas en los bombardeos ocurridos en la ciudad durante la Guerra Civil española. De los 4,5 km. Diseñados por el arquitecto se ha recuperado casi 1 km, que coincide con la arteria principal: el Paseo de Almería.
Tiene el atractivo de poseer espacios recreados: la despensa del almacén, el refugio Guillermo Langle y el quirófano, con todo el instrumental de la época. Se diseñaron refugios que se iniciaron en 1936, pero se construyeron en febrero de 1937 y finalizaron en 1938.
La Guerra Civil española (1936-1939) marcó profundamente la historia de todo el país, y aunque Almería no vivió directamente la guerra (fue la última ciudad gobernada por la Segunda República), la ciudad sufrió los efectos de los ataques desde el aire y desde el mar: 52 bombardeos que persiguieron objetivos militares, estratégicos e incluso civiles.
Desde octubre de 1936 hasta la primavera de 1938, el arquitecto municipal Guillermo Langle, el ingeniero de canales José Fornieles y el ingeniero de minas Carlos Fernández dirigieron la construcción de 4,5 km. de galerías subterráneas a 9 metros de profundidad con 67 accesos para albergar a 34.144 personas (en aquella época la población era de unos 50.000 almerienses). El resto de almerienses se refugiaron en los depósitos naturales de la Compañía Minera de Hierro de Andalucía y en las cuevas de La Chanca.