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Como capital de España y ciudad más animada, Madrid ofrece una escena de bares que combina a la perfección la herencia tradicional española con un ambiente elegante y contemporáneo. Desde los sencillos bares de barrio poblados por los abuelos madrileños hasta los locales vanguardistas que están redefiniendo la vida nocturna local, aquí hay un bar para cada persona, independientemente del ambiente que busque en su noche. Esta recopilación de los mejores bares de Madrid te ayudará a empezar a acotar la búsqueda.
Puede ser difícil encontrar un buen lugar para comer cerca de la Puerta del Sol, la próspera plaza central de Madrid que, por desgracia, está rodeada principalmente de cadenas de restaurantes y trampas para turistas. Una excepción es La Casa del Abuelo, que lleva sirviendo comida española buena, honesta y casera desde 1906.
Qué pedir: Las gambas al ajillo, servidas en una salsa de mantequilla con ajo y un toque de especias, son ahora una de las tapas más populares de España, pero La Casa del Abuelo afirma haber inventado este humilde plato en 1939. Acompáñelo con una copa de vino de los propios viñedos de los propietarios.
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Para disfrutar del flamenco más auténtico de Madrid, visite Cardamomo Tablao Flamenco. Este arte folclórico español es mucho más que un baile, es una intrincada mezcla de toque de guitarra, cante y, por supuesto, movimientos de baile de infarto. Aunque la región de Andalucía es más conocida por el flamenco que Madrid, muchos de los más grandes del arte actúan aquí para hacer una declaración cruda sobre el futuro de su arte gitano. La entrada al espectáculo incluye una bebida. La entrada al bar con vistas limitadas al escenario es gratuita.
Este bar, la cervecería más antigua de Madrid, lleva sirviendo cerveza de primera clase desde 1904. Con los clásicos paneles de madera y los camareros vestidos con pajarita, una parada aquí es un paso atrás en el tiempo. Este bar era incluso el favorito de Ernest Hemingway cuando vivía en España. Disfrute de una de las selecciones más amplias de cervezas españolas de la ciudad o pruebe otras cervezas de todo el mundo.
Baje por unas escaleras de caracol y entre en una acogedora cueva que sirve la mejor sangría de Madrid. El ambiente está lleno de música de piano y sonidos de charlas. Popular entre escritores y artistas desde los años 50, las paredes están cubiertas de pinturas y citas contemporáneas que ayudarán a que fluya la creatividad, especialmente después de unos vasos de sangría.
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Este es el lugar perfecto para regalarse un colorido cóctel o una cerveza local, después de todo un día explorando las calles de Madrid – o como una buena manera de terminar un recorrido por los edificios mirador. Deja que la música lounge te ponga de humor para una noche de fiesta en la ciudad que nunca duerme.
Porque es un local bastante pequeño donde puedes ponerte al día con todos tus amigos por la noche después de haber cenado mientras te tomas unos cócteles. La decoración es muy moderna y chill out, puedes tumbarte o sentarte mientras suena una buena música.
Este es un gran lugar para probar la auténtica experiencia de las tapas y la comida es excelente. Un bar no turístico, donde el personal es amable y está encantado de ayudarte a elegir. Elige entre los platos clásicos y compártelos con tus amigos o familia.
La decoración creativa alcanza un nivel superior y es una experiencia en sí misma sólo por el hecho de sentarse y mirar a su alrededor. Aquí no hay simetría ni minimalismo, y allá donde mires encontrarás nuevos detalles. Además, la comida es deliciosa, el servicio es amable y puedes probar platos tan exóticos como la cebra, el camello y el canguro.
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Una bodega tradicional, con fachada de madera, columnas de hierro, paredes de ladrillo y un mostrador metálico en el barrio de Lavapiés, ha cobrado nueva vida tras ser tomada por los amantes del vino. Además de la barra y de un puñado de mesas altas con taburetes, hay una tienda al fondo con un excelente stock de vinos interesantes y a buen precio. Una selección cambiante de al menos 50 vinos de toda España y más allá está disponible por copas, junto con buenos quesos y embutidos y tapas más elaboradas.
Este estrecho bar de paredes manchadas de nicotina abrió sus puertas en los años 20 y es de lo más sencillo, con sólo un mostrador de madera, algunos barriles de jerez y algunos carteles y mesas descoloridos. Además, está bastante especializado; sólo sirve jerez y tapas básicas: empieza con un fino. Hemingway era un asiduo y hoy en día nunca se sabe a quién se puede ver merodeando por la parte de atrás. Pero ni se te ocurra hacer una foto a escondidas, ya que las fotos están prohibidas y, de todas formas, este no es un lugar para la tecnología del siglo XXI. Por cierto, tampoco se puede escupir ni dejar propina. Es mejor antes de comer o cenar.