Historia y crítica de la opinión pública

Historia de la investigación de la opinión pública

1Las revisiones del concepto de cultura de masas sitúan la aparición del término y de los fenómenos que denota entre los años 20 y 30 del siglo pasado. Este es el periodo, según el argumento, del auge de la cultura de masas producida y comercializada por técnicas industriales, para masas que ya no están unidas por valores tradicionales, que ya no forman pequeñas comunidades1 (Strinati 2004: 5.) Desde entonces, una de las cuestiones centrales que guían el estudio de la cultura de masas es su relación con el poder político y la vida pública:

¿Está la cultura popular para adoctrinar a la gente, para que acepte y se adhiera a ideas y valores que aseguren el dominio continuado de quienes ocupan posiciones más privilegiadas y ejercen así el poder sobre ella? ¿O se trata de rebelión y oposición al orden social imperante? ¿Expresa, aunque sea de forma imperceptible, sutil y rudimentaria, la resistencia a los que tienen el poder y la subversión de las formas de pensar y actuar dominantes?2

7Las conclusiones del primer volumen citaban La democracia en América, de Tocqueville, para apuntalar la afirmación de que la búsqueda del orden y la igualdad en el Estado, con éste regulando todos los aspectos de la vida, paralizaba el progreso y era una forma de tiranía o despotismo, aunque se basara en la soberanía popular; ésta era la forma de opresión que amenazaba a las democracias. Las sociedades actuales se han desarrollado sobre la base de la idea fundamental de la libertad. La persecución de las ideas dominantes de igualdad y autodeterminación nacional en su concepción actual, como dominio igualitario o dominación sobre otras nacionalidades, con la libertad definida como el gobierno de las mayorías sobre los demás, llevaría a la destrucción de los estados y sociedades existentes, o a la creación de un poder estatal absoluto. O el Estado o la sociedad tendrán que ceder. La pregunta era: ¿cómo es posible mantener las ideas dominantes y seguir manteniendo grandes estados?

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Factores que pueden promover la opinión pública en un estado

En los estudios de los medios de comunicación, la comunicación de masas, la psicología de los medios de comunicación, la teoría de la comunicación y la sociología, la influencia de los medios de comunicación y los efectos de los medios de comunicación son temas relacionados con los efectos de los medios de comunicación y de la cultura de los medios de comunicación en los pensamientos, las actitudes y el comportamiento del individuo o de la audiencia. Los medios de comunicación, ya sean escritos, televisados o hablados, llegan a una gran audiencia. El papel y el efecto de los medios de comunicación en la conformación de la cultura moderna son cuestiones fundamentales para el estudio de la cultura[1].

Hay varios estudios académicos que abordan los medios de comunicación y sus efectos. Bryant y Zillmann definieron los efectos de los medios de comunicación como “el impacto social, cultural y psicológico de la comunicación a través de los medios de comunicación de masas”[6] Perse afirmó que los investigadores de los efectos de los medios de comunicación estudian “cómo controlar, mejorar o mitigar el impacto de los medios de comunicación de masas en los individuos y la sociedad”[7] Lang afirmó que los investigadores de los efectos de los medios de comunicación estudian “qué tipos de contenido, en qué tipo de medio, afectan a qué personas, en qué situaciones”[8] McLuhan señala en su teoría de la ecología de los medios de comunicación que “el medio es el mensaje”[9] BY Dhanasekar.

El valor de la opinión pública

Los precursores de la frase en inglés incluyen la “opinión general” de William Temple (que aparece en su obra On the Original and Nature of Government de 1672) y la “ley de la opinión” de John Locke (que aparece en su obra An Essay Concerning Human Understanding de 1689)[3].

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En su tratado An Essay Concerning Human Understanding c, John Locke consideraba que el hombre estaba sujeto a tres leyes: la ley divina, la ley civil y, lo más importante a juicio de Locke, la ley de la opinión o de la reputación. Consideraba esta última como la más importante porque la antipatía y la mala opinión obligan a las personas a ajustarse en su comportamiento a las normas sociales, sin embargo no consideraba que la opinión pública fuera una influencia adecuada para los gobiernos.

En su ensayo de 1672 Sobre el origen y la naturaleza del gobierno, William Temple dio una formulación temprana de la importancia de la opinión pública. Observó que “cuando un gran número de hombres somete sus vidas y fortunas absolutamente a la voluntad de uno, debe ser la fuerza de la costumbre o la opinión la que somete el poder a la autoridad”. Temple no estaba de acuerdo con la opinión predominante de que la base del gobierno residía en un contrato social y pensaba que al gobierno sólo se le permitía existir debido al favor de la opinión pública[5].

Características de la opinión pública

Es difícil exagerar la importancia de las encuestas de opinión pública en la vida política estadounidense. Encuestar, clasificar, recopilar, informar y analizar la opinión pública es una industria integrada de miles de millones de dólares que llega tan profundamente a nuestra política que su influencia ya no puede separarse del funcionamiento de nuestro sistema político más amplio. Los funcionarios públicos y los políticos suelen pensar y debatir sobre los cambios del estado de ánimo nacional en el lenguaje estandarizado de los informes de las encuestas, mientras que para los medios de comunicación impresos y electrónicos la idea de “opinión pública” se ha convertido en sinónimo de las cifras proporcionadas por la cómoda tecnología de las encuestas. Pero aunque la industria se ha establecido como un actor crucial y respetado en nuestra vida pública, oímos muy poco sobre su funcionamiento interno y sus limitaciones.

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Las encuestas de opinión son realizadas por organizaciones de investigación de opinión especializadas, así como por cadenas de periódicos, cadenas de televisión, conglomerados de empresas de publicidad e investigación de mercado, institutos de política dentro de las universidades y fundaciones cuasi públicas bien financiadas. Entre los clientes que patrocinan las encuestas para conocer las actitudes del público se encuentran periodistas, grupos de presión, grupos de intereses especiales y de defensa, asociaciones de productos, agencias gubernamentales y comercializadores de productos, junto con aspirantes a cargos públicos o titulares que esperan seguir siéndolo.