Partes de la democracia

Significado de país democrático

La idea de democracia no es sencilla. En su nivel más básico, pensamos en la democracia como “el gobierno del pueblo”, pero esta trillada fórmula nos dice muy poco. Para profundizar en el complejo de ideas que conforman lo que llamamos “democracia” debemos explorar una serie de ideas que subyacen a ella. Elementos de la democracia es un intento de explorar esa gama de ideas que conforman el vocabulario de la democracia.

Esta página web ha sido creada por el Centro de Educación Cívica. La misión del Centro es promover una ciudadanía ilustrada y responsable, comprometida con los principios democráticos y activamente comprometida con la práctica de la democracia. El Centro ha llegado a más de 30 millones de estudiantes y sus profesores desde 1965. Más información.

14 elementos de la democracia

La democracia liberal, también denominada democracia occidental, es la combinación de una ideología política liberal que opera bajo una forma de gobierno democrática. Se caracteriza por la celebración de elecciones entre múltiples partidos políticos distintos, la separación de poderes en diferentes ramas del gobierno, el imperio de la ley en la vida cotidiana como parte de una sociedad abierta, una economía de mercado con propiedad privada y la protección igualitaria de los derechos humanos, los derechos civiles, las libertades civiles y las libertades políticas para todas las personas. Para definir el sistema en la práctica, las democracias liberales suelen recurrir a una constitución, codificada (como en Estados Unidos)[1] o no codificada (como en el Reino Unido), para delimitar los poderes del gobierno y consagrar el contrato social. Tras un periodo de expansión en la segunda mitad del siglo XX, la democracia liberal se convirtió en un sistema político predominante en el mundo[2].

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La democracia liberal tiene sus orígenes -y su nombre- en el siglo XVIII europeo, también conocido como el Siglo de las Luces. En aquella época, la gran mayoría de los estados europeos eran monarquías, con el poder político en manos del monarca o de la aristocracia. La posibilidad de la democracia no había sido una teoría política seriamente considerada desde la antigüedad clásica y la creencia generalizada era que las democracias serían inherentemente inestables y caóticas en sus políticas debido a los caprichos cambiantes del pueblo. Además, se creía que la democracia era contraria a la naturaleza humana, ya que se consideraba que los seres humanos eran intrínsecamente malvados, violentos y necesitaban un líder fuerte que frenara sus impulsos destructivos. Muchos monarcas europeos sostenían que su poder había sido ordenado por Dios y que cuestionar su derecho a gobernar equivalía a una blasfemia.

Democracia representativa

Desde 1988, la Asamblea General ha adoptado al menos una resolución anual que trata algún aspecto de la democracia. En 2015, los líderes mundiales se comprometieron en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible a un mundo en el que “la democracia, la buena gobernanza y el Estado de Derecho, así como un entorno propicio a nivel nacional e internacional, son esenciales para el desarrollo sostenible”. La Agenda reafirmó los compromisos asumidos anteriormente en la Cumbre Mundial de 2005 y en la Declaración del Milenio.

La democracia necesita a las mujeres para ser verdaderamente democrática, y las mujeres necesitan la democracia para cambiar los sistemas y las leyes que las excluyen. El papel de las mujeres en los procesos democráticos se destaca en la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer y en la resolución de la Asamblea General de 2011 sobre la participación política de las mujeres.

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5 elementos de la democracia

La noción de democracia ha evolucionado considerablemente a lo largo del tiempo. La forma original de democracia era la democracia directa. La forma más común de democracia hoy en día es la democracia representativa, en la que el pueblo elige a los funcionarios del gobierno para que gobiernen en su nombre, como en una democracia parlamentaria o presidencial[2].

La regla de la mayoría es la que predomina en el día a día de las democracias,[3][4] aunque otros enfoques de la toma de decisiones como la supermayoría y el consenso también han formado parte de las democracias. Sirven al propósito crucial de la inclusión y la legitimidad más amplia en cuestiones delicadas -contrapesando el mayoritarismo- y, por tanto, suelen tener prioridad a nivel constitucional. En la variante común de la democracia liberal, los poderes de la mayoría se ejercen en el marco de una democracia representativa, pero la constitución limita a la mayoría y protege a la minoría, normalmente a través del disfrute por parte de todos de ciertos derechos individuales, por ejemplo, la libertad de expresión o la libertad de asociación[5][6].